lunes, 21 de septiembre de 2009

Animales en la Feria


Lecturas en la Feria del Libro de Rosario 2008, a partir de El abecedario de Deleuze (Bien, entonces empezamos por «A». Y «A» es «animal»...) junto a Marta Ortiz, Gloria Lenardón, Silvia Pampinella y Tona Taleti, es decir, el actual "grupo Proust".




Tiempo: Animales y memoria

Beatriz Actis



A este bestiario lo habitan:
“perros románticos”,
“el bicho”,
“ciempiés del humo”,
el “animal de luz”,
los “pulgones del trigo”,
En el resguardo de los jardines o de las selvas
atisba el animal de los sueños de juventud
y de la infancia,
de las anticipadas extrañezas.
Los versos son jardines o son selvas.
Metáforas aguardan con garras;
a veces, con patitas minúsculas;
otras, con aullidos.
Agazapada,
la memoria implacable,
que a veces revela decepción y otras, nostalgia.
Parábola en que dialogan las fieras.
Y los espectros.



* Infancia - César Vargas[1]

Yo he visto las naranjas,
Esas flores redondas
De fantástico peso,
Colgando de las ramas
Del árbol de la infancia.

Mi padre custodiaba
Desde antes de la flor,
Repasando el dorso de las hojas,
Ahuyentando las hormigas.

Los pulgones del trigo llegaron una tarde,
Y las gordas naranjas
Que agobiaban el árbol
Se cubrieron de insectos
diminutos y verdes,
Mi padre los miraba
impotente y sombrío.
Subí sobre sus hombros
Con un plumero suave
Y limpié una por una
Las frutas amarillas.

Era la defensa del amor.
Mis ocho años combatían.



* Juventud - Roberto Bolaño[2]


En aquel tiempo yo tenía veinte años y estaba loco. Había perdido un país pero había ganado un sueño. Y si tenía ese sueño lo demás no importaba. Ni trabajar ni rezar ni estudiar en la madrugada junto a los perros románticos. Y el sueño vivía en el espacio de mi espíritu. Una habitación de madera, en penumbras, en uno de los pulmones del trópico. Y a veces me volvía dentro de mí y visitaba el sueño: estatua eternizada en pensamientos líquidos, un gusano blanco retorciéndose en el amor. Un amor desbocado. Un sueño dentro de otro sueño. Y la pesadilla me decía: Crecerás. Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto y olvidarás. Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen. Estoy aquí, dije, con los perros románticos. Y aquí me voy a quedar.



* El pasado - Cortázar[3]


Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo. Todo ha quedado allá, las botellas, el barco, no sé si me querían, y si esperaban verme. En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos, una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets. Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad, yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías. Mi mujer sube y baja una pequeña escalera como un capitán de navío que desconfía de las estrellas. Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche. Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran a la ventana que tengo a mi espalda.




* El presente / El otro - Manuel Bandeira[4]


Vi ayer un bicho En la inmundicia del patio Buscando comida entre los desperdicios.

Cuando encontraba algo, No examinaba ni olía: Tragaba con voracidad.

El bicho no era un perro, No era un gato, No era una rata.

El bicho, Dios mío, era un hombre.



* El presente / Uno - Neruda [5]


Soy en este sin fin sin soledadun animal de luz acorralado por sus errores y por su follaje: ancha es la selva: aquí mis semejantes pululan, retroceden o trafican, mientras yo me retiro acompañado por la escoria que el tiempo determina: olas del mar, estrellas de la noche. Es poco, es ancho, es escaso y es todo. De tanto ver mis ojos otros ojos y mi boca de tanto ser besada, de haber tragado el humo de aquellos trenes desaparecidos, las viejas estaciones despiadadas y el polvo de incesantes librerías, el hombre yo, el mortal, se fatigó de ojos, de besos, de humo, de caminos, de libros más espesos que la tierra. Y hoy en el fondo del bosque perdido oye el rumor del enemigo y huye no de los otros sino de sí mismo, de la conversación interminable, del coro que cantaba con nosotros y del significado de la vida. Porque una vez, porque una voz,
porque una sílaba o el transcurso de un silencio o el sonido insepulto de la ola me dejan frente a la verdad, y no hay nada más que descifrar, ni nada más que hablar: eso era todo: se cerraron las puertas de la selva, circula el sol abriendo los follajes, sube la luna como fruta blanca y el hombre se acomoda a su destino.



[1] Poema: DEFENSA DEL AMOR, de César Vargas

[2] Poema: LOS PERROS ROMÁNTICOS, de Roberto Bolaño
[3] Poema: NOCTURNO, de Julio Cortázar

[4] Poema: EL BICHO, de Manuel Bandeira

[5] Poema: ANIMAL DE LUZ, de Pablo Neruda

1 comentario:

  1. Muy rico tu aporte a la canasta del animal inspirada en Deleuze, Bea. Honrada de pertenecer al grupo Proust, tengamos fe, las fans de Proust, unidas, jamás seremos vencidas por una suspensión o dos, o tres, de la fecha de reunión (perdón por la rima). Abrazo, Marta

    ResponderEliminar