viernes, 27 de diciembre de 2019

Nos encontramos en facebook

A partir de 2020, nos encontraremos a través de mi página de facebook BEATRIZ ACTIS:

https://www.facebook.com/beaactis/



NYC, septiembre 2019
"Estas botas están hechas para caminar"

viernes, 20 de diciembre de 2019

Joyce Carol Oates


DOS POEMAS 

Anécdota de amor


Mientras se enamora, él le extrae los secretos
de su “vida anterior”.

Mientras le extrae los secretos de su “vida anterior”,
él se enamora.

Es salvaje, embriagador y ácido, vertiginoso. Es un interrogatorio.
Le dice, contame. Por favor, contame.
No dudes. No tengas vergüenza. Es humano, dice.
Le ruega: no es por avidez mía, te define.
No mientas.

Él es dedicado. Es insaciable.
Su sombra se extiende desde sus pies, henchida y generosa,
hacia ella. Pero seguro te olvidás de algo, le dice.
Primera desaprobación, la hoja del cuchillo, entre las cejas perfectas,
esa no puede ser toda la historia, dice.
No convence. Casi ni es una anécdota.

Él es tierno, es el ala lustrosa de un avión enorme,
es el olvido, todo hambre, sed inextinguible, abnegación.
Hay más, dice con calma, vos no me estás diciendo toda
la verdad, me estás mintiendo, dice, ¿no sabés que
nada que descubra me va a hacer enojar?

Mientras drena su “vida anterior”, el amor de él disminuye.
Pronto va a ser camaradería, después hermandad.
Y después no va a ser nada.

Sin embargo, esta noche está feroz de amor, y con ganas de
rogarle. Te olvidaste bastante, dice, por favor no me mientas,
dice, qué es, le pregunta.
Él siempre pregunta.



Fotos viejas

En estas fotos viejas el domingo siempre resplandece.
Si es Navidad, tu padre se apura a esconder
el árbol abajo de la escalera del sótano.
Los bigotes del abuelo pasan cerca, raspando como virulana.
El tío come con la boca húmedamente abierta y los dientes
demasiado grandes. Y hay susurros que no alcanzás a oír.
Plegarias para los muertos que no se hicieron para registrarse.

(Cuando éramos chicos, decís. Si fuimos chicos).

En estos documentos reside tu estrategia de no acordarte de nada.
Esas mandíbulas de masticar lento, esas crisálidas de globos.
"Fenómenos de la vida".

(Las fotos te muestran puro rulos, hoyuelos y ojos escondidos.
Es siempre mediodía y hay una marea de luz.
Vos estás siempre encandilada y sonriente).

Mirá —hay criaturas que salen nadando, perezosas,
de los rincones oscuros de la habitación. Se levantan del barro.
Hay bigotes paternalistas que se proyectan, ásperos, bajo los labios y
ojos de peltre que parecen hacer un guiño,
pero no.

Un bioquímico sueco dice que el deseo de su vida es
conocer la vida. Como en "Fenómenos de la vida".

En estas fotos viejas no hay explicaciones
ni subtítulos. No hay palabras.
Se los sorprendía en silencio, y por lo general sonriendo,
a los muertos queridos.

Cuando éramos chicos.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Cenicientas

Beatriz Actis 

Cenicienta piensa en otra cosa

  El problema de Cenicienta es su grandísima distracción.
  Pierde el plumero, pierde el trapo de piso, pierde la escoba.
  En realidad, esto sucede porque ella piensa que: el trapo es la alfombra mágica de Aladino;  la escoba, un trasporte de bruja como la de Hansel y Gretel o La Bella Durmiente; el plumero, una palmera encantada a la que se trepa para encontrar a la gallina de los huevos de oro...
  Y, tan atrapada está por su propia distracción, que no solo extravía los elementos de limpieza (el trapo-alfombra termina, por ejemplo, entre los techos, junto a la escoba que cree voladora) sino que se siente casi todo el tiempo fuera de la realidad, dentro de un cuento de hadas.
  Sin embargo, su distracción ─que su madrastra y sus hermanastras consideran un terrible defecto─ es la que la hace liberarse del maltrato al que la someten en su casa.
  Como todos sabemos, el príncipe da una fiesta en su palacio. Allí espera encontrar a una buena muchacha y convencerla para que sea su esposa.
  La Madrina de Cenicienta le consigue un traje hermoso y un carruaje ágil para asistir a la fiesta.
  Ella y él bailan toda la noche.
  A las doce, y siempre por su eterna distracción, Cenicienta parte del palacio y deja olvidado ”algo”.
   Esta vez no es en el techo sino en las escaleras…



El zapato abandonado

El zapato abandonado se lamenta
─es solo un instante─
y piensa
            allí, tendido en la escalera
que podría haber escapado
junto a su compañero
por los jardines del palacio
hacia la carroza
antes de que lo atrape la mano del príncipe.

Otro hubiera sido el cuento.



lunes, 2 de diciembre de 2019

Primavera oculta


Viernes 4 de octubre, seis de la tarde, frío en primavera
Vuelan los vasos livianos en el aire
una vez que se vaciaron de agua y de café
Me quedo sola en la mesa con la bandeja del autoservicio
sin poder alcanzar los vasos que se alejan demasiado entre la gente
La peatonal por la tarde no es solo impersonal sino tan triste
a pesar de que octubre se revela en las flores desordenadas de los árboles
que son como esos círculos de color que a veces hago en la agenda
para resaltar lo importante


                                                                                                               Beatriz Actis 

viernes, 29 de noviembre de 2019

Neruda


…y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
sustancias extrañamente inseparables y perdidas.


Dos poemas de Glauce Baldovin

La poesía sale de su oscuro rincón
me enfrenta
me mira desde sus ojos sin párpados
y me exige testimonio sobre el hambre
la persecución
el crimen.

Me conmina.
Me sentencia.

Y antes de esfumarse otra vez
deja en mis manos un afilado puñal de punta perfecta.

  ----------------------------------

Al morir
con certeza mi hermana gemela me dejó su vida
prendida al ombligo
para que yo viviera por ella y por mí.
Este yugo que me unce
el peso de milenarias piedras sobre los hombros
y su voz      que es sólo un rumor
desvela a la paloma         a la pantera
a la locura que se viste de rojo y violeta
se restriega las manos mientras patina haciendo ochos sobre el piso
las paredes
el techo de la casa.

Yo miro aturdida
confundiendo mi cama con un tren que vuela enloquecido en busca del sol.


miércoles, 20 de noviembre de 2019

Jardines y paraíso

Gilles Clément en BREVE HISTORIA DE UN JARDÍN: 
“El primer jardín es un cercado. Conviene proteger el bien preciado del jardín: las hortalizas, las frutas; luego las flores, los animales, el arte de vivir… todo aquello que, a lo largo del tiempo, se presentará siempre como lo ‘mejor’ […]. 
La noción de ‘mejor’, de bien preciado, no deja de evolucionar. La escenografía destinada a valorar lo mejor se adapta al cambio de los fundamentos del jardín, pero el principio del jardín permanece constante: acercarse lo más posible al paraíso.”

miércoles, 13 de noviembre de 2019

De Calvino


“¿Qué somos, qué es cada uno de nosotros sino una combinatoria de experiencias, de informaciones, de lecturas, de imaginaciones?  Cada vida es una enciclopedia, una biblioteca, un muestrario de estilos donde todo se puede mezclar continuamente y reordenar de todas las formas posibles.”

                                                    Italo Calvino





jueves, 7 de noviembre de 2019

Sobre mi novela "Julián" - Premio CFI 2019

https://cultura.cfi.org.ar/Contenido/Nota/565?Concurso-Bienal-Premio-Federal-2019.-Novela-corta.-Premios-y-Menciones


 Lo primero que surgió en la escritura de la novela fue el personaje, la idea de centrarme en un joven que viviera una transición, o varias. Así, Julián se muda del campo a la ciudad, sufre pérdidas familiares, y en medio del desarraigo piensa que tiene que refundarse como si fuera una ciudad. No solo escribe sino que literalmente arma, a partir de fragmentos, el Libro para Julián como otra novela dentro de la novela, a partir de la influencia de una lectura de Cortázar (que es una suerte de herencia de su madre).
 Pensé el libro como una suma de partes que tuvieran unidad en el proceso de crecimiento del personaje adolescente, durante ese verano en que se muda a Rosario. Y fui escribiendo por separado las confesiones de la madre, el registro en los diarios de la actividad del padre, las propias escrituras de Julián, que incluyen sus derroteros por el nuevo lugar donde vive y también el diario de viaje final.  
  Ese viaje, que se supone es un inicio de su vida adulta, aparece en el último capítulo de la novela, cuyo subtítulo de algún modo resume lo que intenté escribir, aquello que intenté indagar: un fragmento decisivo de la vida de Julián.




sábado, 2 de noviembre de 2019

Delia Crochet (1947 - 2011)

En este 2019 se cumplen 8 años de la muerte de Delia Crochet, amiga sensible y escritora talentosa. Para recordarla y para quienes no la conocen, algunos de sus cuentos en Sonidos de Rosario, a través de su voz:

http://www.sonidosderosario.com.ar/audio/crochet-delia/


domingo, 27 de octubre de 2019

Molinari


Ricardo Molinari


Fragmento de HOSTERÍA DE LA ROSA Y EL CLAVEL


Déjame esta tarde solo para mí, que tengo la voluntad
perdida en el frío. En olvido inmenso
crecen y mueren los pájaros. Hace un siglo
que no duermo y tengo las uñas quebradas
de peinarme.
En el mes de marzo empieza el Otoño en mi tierra;
yo nací en el Otoño. De noche, cuando el alma
se queda sola con su cuerpo. Alguna vez...
Y el viento herido se queja como un ramo de flores
en un vaso de vino.

Si cada alma
tiene su cuerpo, sus amistades y negocios;
si hasta la de los hombres sucios
tiene su lugar en este mundo y una sonrisa
parecida a sus pensamientos, un cuerpo idéntico
y compañías que viven sin ruborizarse: igual
a los ojos de ellos, a los pies, a las manos,
a la boca y dientes de ellos, tú, entonces,
tienes un deseo
semejante al mío. Yo quiero mezclar un día entre otros,
huir de la tierra muerta,
hacer un día espléndido sin separación, donde tu perfil
me esté mirando, mientras guardo amores perfectos
dentro de un sombrero.


SOLEDADES


De ayer estoy hablando, de las flores,
de la fuerte agua, transparente y fría,
del alma, de la luna abierta, ¡oh mía!,
de un ángel dulce y solo en los albores.

De tantas noches secas y menores,
del perseguido bien sin alegría;
del aire, de la sombra y la agonía,
de lumbres, cielos y arduos pasadores.

De ti, tiempo llegado y desprendido,
que vas en mí y me dejas en velada:
solitario, desierto y sin sentido.

Y encima de ti, vida delicada,
cabello suave, quieto y advertido,
la muerte sueña y mueve su morada.

martes, 22 de octubre de 2019

Poemas de Cecilia de Orellana

Poemas de la autora santafesina Cecilia de Orellana


I

Y de vez en cuando
la vida me demuestra
que para mí también
es que salen las estrellas
en las noches de verano.

De vez en cuando concluyo
que la vida
todas las vidas
deberían tener
fuegos artificiales,
ramilletes que asomen
en el oscuro cielo
y estallen            y se abran
de la manera
más impiadosa.

Así de pronto
un día cualquiera
podrían sorprendernos
con la insolencia
de lo inesperado.


  

 II

Quizás
las letras que organizamos
reagrupamos
desleemos
sean
el mejor logrado tributo,
un delicado y lábil
encuentro
que podamos regalarnos
cualquier día.
Más allá de la vida
sus vórtices
sus pulsiones
y todos los etcéteras
que imponga
tu ajenidad.


 III

Septiembre.
Acaba el mes, primavera y todo eso.
Los relojes, la prisa, algunos recorridos.
Ratos de cine, la paz recuperada.
Textos en papeles, textos en e-mails, textos de textos
de alumnos que siguen escribiendo. Y escriben
mientras alzo la cabeza, mientras me aproximo, mientras veo
que dan clase, que tiemblan, que se dejan
traspasar por el lenguaje.
Alumnos cotidianos, cercanos, ajenos, encendidos.
Alumnos que no dudan que no buscan. Alumnos plurales.

Escribo.
Conjuro mínimamente
lo que
puedo. Y si no, ritualizo el camino
que me deja buscar.
Pero la línea aparece plagada de espinas,
sublimaciones perversas, certeras.
Aun así
prefiero la complejidad.




viernes, 11 de octubre de 2019

Peter Handke, Premio Nobel de Literatura 2019

CUANDO EL NIÑO ERA NIÑO
Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.
Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.
Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito,
frecuentemente se sentaba en cuclillas,
y echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.
Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol es tan solo un sueño?
Lo que veo, oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad es mala?
¿Cómo es posible que yo, el que yo soy,
no fuera antes de existir;
y que un día yo, el que yo soy,
ya no seré más éste que soy?
Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, las judías,
el arroz con leche y la coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.
Cuando el niño era niño,
despertó una vez en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, con suerte, solo en ocasiones.
Imaginaba claramente un paraíso
y ahora apenas puede intuirlo.
Nada podía pensar de la nada,
y ahora se estremece ante a ella.
Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes
sólo cuando esas cosas son su trabajo.
Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y hoy sigue siendo así.
Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras
y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.
En cada montaña ansiaba
la montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y aún sigue siendo así.
En la copa de un árbol cortaba las cerezas emocionado
como aún lo sigue estando,
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.
Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol,
y ésta aún sigue ahí, vibrando.

El cielo sobre Berlín, Wim Wenders, 1987

domingo, 29 de septiembre de 2019

Emily - Jardines


En mi jardín avanza un pájaro (Within My Garden, Rides A Bird - Traducción de Silvina Ocampo)
En mi jardín avanza un pájaro
sobre una rueda con rayos—
de música persistente
como un molino vagabundo—
jamás se demora
sobre la rosa madura-
prueba sin posarse
elogia al partir,
cuando probó todos los sabores—
su cabriolé mágico
va a remolinear en lontananzas—
entonces me acerco a mi perro,
y los dos nos preguntamos
si nuestra visión fue real-
o si habríamos soñado el jardín
y esas curiosidades—
¡pero él, por ser más lógico,
señala a mis torpes ojos—
las vibrantes flores!
¡Sutil respuesta!
Emily Dickinson

sábado, 14 de septiembre de 2019

Salgari. El camino hasta llegar a Sandokán


Los tigres de Mompracem - Versión de Beatriz Actis
(Editorial Estación Mandioca)


Capítulo 1: Los piratas

   En la noche del 20 de diciembre de 1849, un huracán feroz y despiadado azotó la isla de Mompracem, ubicada en el Mar de Malasia, a unos centenares de kilómetros de Borneo. La isla era una guarida de piratas.
Nubes negras y truenos ensordecedores, en la altura; olas amenazantes, sobre el océano... No se distinguía en la zona ninguna luz, excepto en un par de ventanas de una fortificación construida en la roca que se enfrentaba al vacío, de cara al mar.
Era inevitable pensar, ante semejante visión, quién podría estar despierto en aquel lugar salvaje, en aquella noche de tormenta furiosa, en aquellas horas de desasosiego…
La construcción imponente sobre la que se agitaba una bandera roja con el dibujo de la cabeza de un tigre se alzaba sobre un conjunto de terraplenes que formaba una trinchera plagada de armas abandonadas y de huesos humanos.
Las ventanas iluminadas correspondían a una de las paredes del edificio, que era nada más ni nada menos que la vivienda que servía de refugio a los piratas de Mompracem.
En el cuarto, una mesa de ébano ocupaba el centro; tenía adornos de nácar y de plata, y estaba cubierta por copas y botellones de cristal que destellaban con la luz de las lámparas.
Las paredes se encontraban revestidas por tapices de Persia y por mantos de terciopelo con hilos de oro suntuosos aunque, en parte, estropeados.
De los grandes armarios asomaban piedras preciosas y perlas de Ceilán; también objetos sagrados, pero algunos de ellos estaban rotos.
Todo lo allí reunido era valioso; sin embargo, estaba mezclado y desordenado. Parecía que había sido dejado en aquel lugar con apuro o sin haber sido tratado con la debida precaución.
Sobre un antiguo órgano con el teclado averiado había cuadros, ropas, finas alfombras enrolladas, joyas, armas de fuego (como pistolas, carabinas y fusiles) y varios puñales y cimitarras, que son sables con una hoja de curva larga.
En medio de aquel exótico escenario, un hombre estaba sentado sobre un sillón bajo y amplio, algo deteriorado también.
Contemplaba, pensativo, la luz que irradiaba una de las lámparas.
Su apariencia era temible. Era alto y musculoso, el cabello le llegaba hasta los hombros y la barba le crecía negra y tupida, sobre un rostro ligeramente bronceado, de varonil y rara belleza.
Su mirada era penetrante. Iba vestido con una lujosa chaqueta de terciopelo azul con ribetes dorados, y de la cintura, rodeada por una ancha faja de seda roja, colgaba una cimitarra reluciente.
Todo en él resultaba desafiante y enérgico. De pronto, dijo con voz grave:
¡Es medianoche y no ha vuelto todavía!



Para recorrer el libro:
https://issuu.com/estacionmandioca/docs/los_tigres_de_mompracem_-_recorre__

Cuando se va el verano



CUANDO SE VA EL VERANO - BEATRIZ ACTIS (NOVELA para niños y jóvenes,

 ESTACIÓN MANDIOCA)


Capítulo I

Diario de Elena: últimos días del verano

Bajé del colectivo frente al parque; eran las siete de la tarde, hacía calor. Algunos jacarandás todavía estaban florecidos, cosa rara en esta época. Siempre había creído que la naturaleza es precisa. Yo sí tenía (tengo) un objetivo preciso: esta es la última semana que voy a pasar en Frontera junto a mis dos mejores amigas y nada ni nadie la van a echar a perder.
Mi familia se muda a las sierras el próximo domingo, y yo con ella. A mi papá lo trasladan de la empresa en la que trabaja con un ascenso, dijo, “imposible de rechazar en una época complicada como esta”. Mamá va a abrir su consultorio en la pequeña ciudad que va a ser nuestro nuevo destino en la vida.
Ellos ya viajaron para buscar una casa para todos. Mi hermano y yo empezaremos el año próximo en un colegio que, según mamá, es “parecido al de ahora”. Al nuestro, la corregí, al colegio nuestro. Nunca pensé que lo iba a decir tan en serio, a sentir la escuela de siempre como tan propia y mía. También dijo que había un club con equipo de básquet para mi hermano, una escuela de danza para mí y hasta una terraza grande para los dos gatos.
Yo no me quiero ir.


Para recorrer el libro: 
https://issuu.com/estacionmandioca/docs/cuando_se_va_el_verano_-_recorre__e

jueves, 12 de septiembre de 2019

Idea Vilariño


Cuando compre un espejo para el baño...

Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay decíme
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo
o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirarme
como esa extraña vez-mis once años-
y me diré mirá ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es idea
y le sonreiré dándome ánimos.
 


Cuando una boca suave boca dormida besa...


Cuando una boca suave boca dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.
Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...
Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y v
e que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.



Cuándo ya noches mías...

Cuándo ya noches mías
ignoradas e intactas,
sin roces.

Cuándo aromas sin mezclas
inviolados.

Cuándo yo estrella fría
y no flor en un ramo de colores.

Y cuando ya mi vida,
mi ardua vida,
en soledad
como una lenta gota