Lo primero que surgió en la escritura de la
novela fue el personaje, la idea de centrarme en un joven que viviera una
transición, o varias. Así, Julián se muda del campo a la ciudad, sufre pérdidas
familiares, y en medio del desarraigo piensa que tiene que refundarse como si
fuera una ciudad. No solo escribe sino que literalmente arma, a partir de
fragmentos, el Libro para Julián como otra novela dentro de la novela, a partir
de la influencia de una lectura de Cortázar (que es una suerte de herencia de
su madre).
Pensé el libro como una suma de partes que
tuvieran unidad en el proceso de crecimiento del personaje adolescente, durante
ese verano en que se muda a Rosario. Y fui escribiendo por separado las confesiones
de la madre, el registro en los diarios de la actividad del padre, las propias
escrituras de Julián, que incluyen sus derroteros por el nuevo lugar donde vive
y también el diario de viaje final.
Ese viaje, que se supone es un inicio de su vida
adulta, aparece en el último capítulo de la novela, cuyo subtítulo de algún
modo resume lo que intenté escribir, aquello que intenté indagar: un fragmento decisivo de la vida de Julián.
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