Sirenas
Beatriz Actis
El primer testimonio acerca de la aparición de sirenas se remonta a “La Odisea ” de Homero,
que relata las aventuras del héroe griego Ulises durante su largo viaje de
regreso a Ítaca, después de la guerra de Troya. Las sirenas de esa época no
eran seres mitad mujer, mitad pez, como las leyendas más modernas las retratan,
sino aves con cabeza y pecho de mujer. Eran especialmente abundantes en las
proximidades de Sicilia, en Italia, ya que en alguna parte de aquel mar se
hallaba la Isla
de las Sirenas.
Con sus cantos dulces, atraían a los marinos más
confiados y distraídos, haciendo que sus naves se despedazasen contra las
rocas. El hombre que oía sus voces se olvidaba para siempre de su patria, su
hogar, su mujer y sus hijos, y se arrojaba al mar, tras ellas. Ulises se liberó
de aquel canto cautivante haciéndose atar al mástil de su embarcación y taponando los oídos de sus compañeros con cera.
A
partir de la Edad Media
comenzó a representarse a las sirenas como mujeres hermosas y seductoras con
cola de pez; a veces eran perversas y dadas a complacerse con la desgracia de
los hombres.
Entre los relatos más sorprendentes de
avistamientos de sirenas están:
-En el Reino de Galicia,
España, en el siglo XVI, el licenciado Luis de Molina dejó constancia de que un
hidalgo pescó en la isla de Lobeira a
una sirena. Cuidó de ella hasta que se le cayeron las escamas, y entonces la
tomó por esposa. Los hijos que tuvieron fueron llamados “mariños".
- En América: En
el siglo XVII, dos marineros miembros de la expedición del navegante inglés
Henry Hudson hallaron una sirena: “Era de la talla de un hombre, su piel era
muy blanca y sobre su espalda flotaba largo cabello color negro, la cola era
como de delfín, pero moteada como una caballa”.
-En las Bahamas,
en el siglo XIX, marinos y nativos dicen haber visto a una sirena que tenía la
cabellera verde.
-En la Antártida , también en el siglo XIX, apareció una
sirena de largos y lacios cabellos azules.
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