Diario de ciudad
Cotidianas (tres).
Uno: El señor de barba y edad indescifrable que a veces duerme en el portal de la esquina está sentado, quieto; hace algo con las manos que no alcanzo a ver desde el interior del bar. Se levanta, cruza la calle y, en uno de los paneles que bloquean la vereda (hubo un derrumbe en un edificio), cuelga una guirnalda de papel. Comentario innecesario: no tiene nada e hizo una guirnalda para adornar el barrio, su casa. Un gesto poético.
Dos: Salgo del bar, voy al súper que está enfrente de mi casa, me atiende la cajera habitual, reparo en su tatuaje habitual, el de la muñeca, el que dice con letras góticas: Rivotril.
Tres: Entro al edificio, subo al ascensor con una vecina que lleva auriculares y explica: Es que no puedo salir sin escuchar a Lanata. Me divierte.
(Rosario, junio 2016)
sábado, 18 de junio de 2016
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