lunes, 17 de junio de 2013

Otro de los diarios

Ricardo Piglia



Domingo
Leo en el Diario de Brecht (9-8-1940): “Sobre la concisión del estilo clásico: si en una página omito lo suficiente, estoy reservando para una sola palabra —por ejemplo, la palabra noche, en la frase — el valor equivalente a lo que he dejado afuera en la imaginación del lector”. Idéntica a la teoría del iceberg de Hemingway, solo que en el caso de Brecht se deja afuera lo que el lector conoce y en el caso de Hemingway se deja afuera lo que el lector no conoce.
En París era una fiesta, refiriéndose a uno de sus primeros cuentos, escribe Hemingway: “En una historia muy simple llamada Out of Season (Fuera de temporada) omití el verdadero final en que el viejo se ahorcaba. Lo omití basándome en mi teoría de que se puede omitir cualquier cosa si se sabe qué omitir y que la parte omitida refuerza la historia y hace al lector sentir algo más de lo que ha comprendido”.
El cuento de Walsh ‘Esa mujer’ pertenece a la primera categoría. Todos los lectores —argentinos— saben que la mujer, a la que nunca se nombra, es Eva Perón. En cambio ‘La siesta del martes’ de García Márquez pertenece a la segunda. No se narra la escena central —con la mujer que va con su hija al cementerio bajo la mirada acusadora del pueblo— y el lector debe imaginarla. En los dos casos lo que se sustrae define la historia.


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