domingo, 3 de octubre de 2010

éramos, tal vez

Éramos, tal vez,
sólo dos desamparados
hablando en la noche
hasta que vimos amanecer a través de las ramas del pino,
tras la ventana.
Su padre, que había sido fotógrafo
y a quien conocí durante la niñez,
se estaba
-me dijo-
quedando ciego.
A lo largo de esa noche interminable
tuve, muchas veces, unas ganas
feroces
de abrazarlo.
Y ahora recuerdo algunas de sus frases
que me siguen dando ganas de llorar
tantas ganas de llorar.
Yo también hablé, un poco, sobre mi padre

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