jueves, 6 de mayo de 2010

Woody Allen


“Entiendo que usted puede arreglarme una hora de buena charla”. “Claro, amor. ¿Qué tienes en mente?”. “Me gustaría discutir Melville”. “¿Moby Dick o las novelas cortas?”. “¿Cuál es la diferencia?”. “El precio. Eso es todo. El simbolismo cuesta extra. Cincuenta por Moby Dick; si quiere una discusión comparativa Melville -Hawthrone, podríamos arreglar por unos cien. ¿Quiere una rubia o una castaña?” “La espero en el Plaza. Sorpréndame”, dije y colgué. A los pocos minutos de llegar a la habitación del hotel, una pelirroja de cuerpo dudoso golpeó la puerta. Me sorprendió que nadie la hubiera parado en el lobby, vestida así, digo. El conserje usualmente detecta con facilidad a las intelectuales. “Bueno, ¿comenzamos?, dije, y la llevé hacia el sillón. Ella prendió un cigarrillo y dijo: “Creo que podríamos comenzar encarando Billy Budd como la justificación de Melville a la creencia en Dios, n'est-ce pas?". “Interesante”, dije, "aunque no en el más puro estilo miltoneano”. Estaba mandándome la parte. Quería saber hasta dónde podía llegar. “No, El paraíso perdido carece de la subestructura del pesimismo”. “Cierto, cierto. ¡Dios!, tiene razón”, murmuré. “Creo que Melville reafirma las virtudes de la inocencia de una forma naive y a la vez sofisticada. ¿Está de acuerdo?". Yo dejé que ella siguiera. Apenas tenía diecinueve años, pero ya había adquirido esa dura virtud y facilidad de una seudointelectual. Tiraba ideas, pero todo era mecánico. Cada vez que yo emitía una intuición, ella simulaba una respuesta: “Oh, sí, Kaiser, sí, amor, eso sí que es profundo. Una platónica comprensión de la cristiandad. ¿Cómo es que no lo había pensado antes?". Gemía plena de satisfacción.

2 comentarios:

  1. Es un fragmento del cuento "La puta de Mensa", que está en el libro "Sin plumas" (con el famoso epígrafe de Emily Dickinson: "La esperanza es esa cosa con plumas"). Beatriz

    ResponderEliminar