REVISTA POLIGRAMAS 43 - Diciembre 2016 - Universidad del Valle - Cali (Colombia)
Actis, B. & Barberis, R. (2013). Las aulas de literatura. De los textos a la teoría y de la teoría a los textos.
Rosario: Homosapiens. p. 164
LA INTERACCIÓN ENTRE LOS TEXTOS Y
LA TEORÍA EN LAS AULAS DE LITERATURA
Rosana Guardalá*
El modo en el que se enuncia el mundo, es sin duda
un modo de pensar, de ver el mundo. Esta idea se manifiesta desde el título del
libro. La pluralidad edilicia y simbólica (aulas) es el núcleo de una práctica
docente que materializa el espacio de un saber multiplicado en la
interpretación. El recorrido metodológico del libro también está explicitado en
un diálogo en el que los textos toman la palabra. Si bien a lo largo de todo el
libro la relación texto-teoría será constructiva y dialógica, no obstante es importante
destacar aquí el punto de partida es la materia prima de la literatura: los
textos en sus diversas formas genéricas.
El libro se divide en dos partes. La primera “
Literatura en taller. Laboratorio de lecturas y escrituras”, que coordina
Beatriz Actis. La segunda bajo el título de “Análisis e interpretación de
textos literarios: posicionamiento estratégico y operatoria” de Ricardo
Barberis. Las partes de este libro conforman un todo que se articula
metodológica y teóricamente. De modo que funcionan armónicamente como una
suerte de par no dicotómico.
El libro abre una entrada múltiple a la escritura
como práctica que no se agota en conocer y dominar los elementos lingüísticos.
Saber (y poder) leer y escribir no son para Beatriz Actis y para Ricardo Barberis,
así como tampoco para los que participan de este volumen, operaciones
*Profesora en Letras, egresada de la Facultad de
Humanidades y Artes de Rosario (Santa Fe-Argentina), donde actualmente se
desempeña como docente en la Cátedra de Análisis del Texto del Primer Año Común
y en diversas Escuelas Secundarias. Participa como docente en el Posgrado en
Educación para Extranjeros y ha dictado cursos en el Postítulo de Formación
Universitaria en Lengua. Colabora tanto en revistas académicas y literarias como
en medios periodísticos nacionales como internacionales. Forma parte de
diversos proyectos de investigación. Actualmente está escribiendo su tesis
Doctorado. En su investigación trabaja las subjetivizaciones femeninas
textuales disidentes en la obra de Armonía Somers y Marosa di Giorgio.
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consecutivas ni mecánicas. Muy por el contrario, son prácticas
solidarias que requieren de la reflexión teórica pero también metalingüística.
Este libro se deshace de la idea del lenguaje por fuera del sentido común
entendido como transparencia que reproduce la realidad y lo presenta en su
complejidad y en su capacidad no sólo de representar sino también de crear
realidades.
Es fundamental, antes de adentrarnos en las
secciones mencionadas anteriormente, destacar el perfil del docente que se está
pensando, con el que se pretende trabajar. En la introducción se toma posición
con respecto al rol docente: “Las propuestas tienen como uno de sus objetivos
potenciar aquella función intelectual: que la docencia indague sobre su
condición de ser un trabajo en el que se produce intelectualmente, y por lo
tanto pueda, en este caso, problematizar el rol del docente como sujeto lector
y escritor, y no sólo como mediador de las prácticas de lecturas destinadas a
los niños y jóvenes” (Actis y Barberis, 2013, 17). En pocas palabras, aquí el
docente tiene un rol protagónico y novedoso en tanto no es sólo mero transmisor
de conocimientos que luego serán evaluados. Esta construcción del rol docente
es fundamental para animar y acompañar el trabajo con los estudiantes como
productores de conocimientos, así como también como lectores y escritores
críticos.
La primera parte del libro “Laboratorio …” conjuga
en esta forma dos discursos (literario-científico) e innova en la dinámica de
taller. Este modo de nombrar propio de la ciencia sobreentiende la idea de
ensayo, de prueba, de composición y de análisis. Así el espacio en el que
habitualmente se manipulan seres vivos o partes de ellos, aparece aquí como un
lugar de lectura, escritura y producción que pone el foco en los detalles, en
la demora que requieren estos procesos. Este apartado se ramifica desde la
división clásica de los géneros que toma como eje la poesía y la prosa.
Comienza por declarar que no trabajará con textos edulcorados para los niños y
jóvenes, sino que asume el desafío de abordar poetas como Marosa di Giorgio,
Genovese, Calveyra y narradores clásicos y contemporáneos tales como Cortázar,
Borges, Bolaño y de Santis, entre otros.
Todos los textos y fragmentos propuestos se
articulan en la tríada lectura-juego-escritura. El aspecto lúdico de la
literatura es fundamental
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en tanto habilita espacio de transformación (del poema en verso al poema
en prosa) y movimientos (desde la biblioteca a otros espacios de la escuela),
sólo por nombrar algunos. Es necesario recordar y nutrir el aspecto lúdico
estrechamente ligado a la musicalidad y la polisemia del lenguaje para poder
así volver al disfrute de la literatura. Es justamente desde allí donde el
trabajo con la crítica y la traducción también tienen su lugar. Escribir es
transformar pero también intervenir, experimentar, expandir los textos para
comenzar a pensarlos como Textos en clave barthesiana. En este cruce los textos
literarios, los críticos, las traducciones y las biografías flexibilizan los
límites formales y abren el diálogo y el debate sobre el valor literario y su
autonomía, sin plantearlo en términos explícitos.
Las actividades de esta primera parte son concretas
pero no condicionan ni conducen al reconocimiento sino a la producción textual.
También es destacable mencionar aquí que los textos como las propuestas
muestran que se está pensando en un docente que pueda acompañar los procesos de
lectura y escritura en los diferentes niveles, es decir, las actividades son
pensadas con libertad y no están cercadas por las edades. Este trabajo
editorial confía en el rol del docente intelectual, crítico y lector y en su
interacción con los estudiantes. Por ello no es ambicioso proponer la lectura
comparando diversas traducciones que no es más que un ejercicio crítico
encubierto sobre el proceso de escritura y la importancia de la corrección. Así
como tampoco es un gesto menor adentrarse en las microficciones, género poco
transitado por la currícula escolar o “las redes de ficciones” que recupera dos
conceptos claves y de profunda actualidad en el análisis literario: la
intertextualidad y la interculturación.
Esta primera parte cierra con “Narrativas:
experiencias de lecturas y escrituras” que toma un punto de partida doble: la
TICs y biografías lectoras. El apartado referido a las nuevas tecnologías de la
Información y la Comunicación se muestra como una clara lectura de los docentes
que atienden a los movimientos culturales y sociales dentro y fuera del aula,
en tanto gran parte de las propuestas surgen del mismo deseo o inquietud de los
estudiantes. Así se arma un blog que resulta de un taller de lectura en el que
no hay obligación de ningún tipo. En este misma línea vuelve
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el espacio lúdico bajo al forma del juego de rol como la posibilidad,
por parte de los estudiantes, de interpretar y asumir papeles, acciones en una
historia determinada. Interpretación que requiere atender no sólo al aspecto
verbal sino también al contexto, a lo no verbal y a todo aquello que nos
conduce irremediablemente a otro terreno con el que la literatura está ligado
desde siempre: la vida. En este mismo cruce, Mery Cruz Calvo presenta, con
acierto, “biografías lectoras”. Se trata de una propuesta escrituraria que
trasciende la biografía clásica que reúne datos para convertirla en textos
significantes que se abren al sentido en tanto recogen “(...) testimonios de
experiencias lectoras de docentes y futuros docentes (...)” (p.73), propiciando
la reflexión sobre la incidencia de esas lecturas en las propias prácticas.
Esta suerte de bio-bibliográfico-afectivo que puede ser abordado desde un
enfoque etnográfico, sin por ello desatender a la dimensión interlocutiva,
temática y enunciativa del objeto en cuestión. Sin duda, esta propuesta aquí
desplegada viene a revisar los límites entre lo literario, lo pedagógico, lo
antropológico y lo histórico.
En “Análisis e interpretación de textos literarios:
posicionamiento estratégico y operatoria”, Ricardo Barbieri, desde el comienzo,
explicita que el análisis y la interpretación son actividades complejas. Con
ello nos coloca frente a las implicancias teóricas y operativas a las que no
podemos dejar de atender. Parte de una serie de situaciones hipotéticas de
lectura que nos demuestran que “Ese
modo particular (uno entre otros posibles) de entender el texto literario, así
como la posición teórica que lo sustenta, está comprometido en cada consigna de
trabajo, en cada operación de lectura”. Barbieri observa que lo sepamos o no,
nuestra lectura está siempre atravesada por nociones teóricas y críticas; y
acuerda con Bombini, quien plantea que la teoría literaria no debe ser pensada
como objeto de la enseñanza independiente sino articulado a partir de las
preguntas de los textos literarios. Preguntas de este tipo pero también
sobreentendidas son las que aparecen estructurando este apartado: qué lector
pretendemos y qué lector somos; en qué consiste el análisis de una obra literaria;
en qué consiste interpretar una obra literaria; qué hacer con los textos
canónicos. La primera de ellas es la que despliega entre el presente y el
futuro la posibilidad de abrir otros espacios. Un lector que no sólo pueda unir
sílabas, reconocer o
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identificar temas sino y sobre todo, un lector que sea capaz de armar su
propia lectura crítica no individual o psicologista.
Barberis, con claridad, afirma que “Toda operación
de lectura que propiciamos como docentes implica: 1. Un modo de concebir el
hecho literario y el lenguaje. 2. La superposición o convocatoria de un marco
teórico o de una reflexión literaria. 3. Una determinada idea del rol del
lector en formación. 4. Un perfil del lector que somos como mediadores” (p.
107). En esta suerte de declaración aparecen conjugados ciertos organizadores
de la operación entendida como la ejecución de acciones y los que en ella
participan: sujetos que saben, que conocen, que intuyen teorías y sujetos que
saben, que conocen y que median entre ese saber. En ambos casos, estudiante y
docente, son ante todo lectores.
Esta segunda parte cierra con la lectura
interpretativa de “El cautivo” de Jorge Luis Borges. Con agudeza y claridad
allí se despliegan las operaciones de lectura y los lugares de incomodidad o
tensión teórica (tema, argumento, historia, verosimilitud, enunciación
literaria, entre otros) que se propusieron anteriormente. La construcción de la
hipótesis de lectura, núcleo de la interpretación, está indisolublemente ligada
a la argumentación. Cómo se compone la interpretación, cómo se sostiene, hasta
dónde se puede interpretar son las preguntas que perimentan el trabajo.
Las aulas
de lengua y literatura. De los textos a la teoría y de la teoría a los textos es un libro que abre propuestas en y para el aula. Esta publicación se corre de los lugares de confort e invita
mediante una doble entrada no jerarquizada práctica-teoría a conocer, recorrer
un nuevo corpus de escritores y poetas, así como también a revisar con otra
mirada el canon escolar. Este libro propone una serie de actividades y lecturas
novedosas pero sobre todo posibles en tanto experiencias realizadas en el aula,
producto de las prácticas de un docente que se hace cargo de su rol intelectual
y, por lo tanto, cuida del avance de las teorías y de la articulación de éstas
con las lecturas. No desatender a las categorías de análisis, a la
interpretación pero explicitando y asumiendo puntos de vistas claros es ir
hacia el lector que pretendemos en un nosotros (en términos de Benveniste)
inclusivo, en el que el docente y el estudiante caminen juntos.
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Buenísimo... Tengo que leer ese libro. Excelente propuesta, me parece.
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