El sueño
Tomás Doblas
Entró sin hacer ruido, como todas las noches. En la pieza su madre, que ya estaba acostada, le señaló la mesa con un gesto. Se acercó y vio algo de pan y fiambre.
Se quitó la campera raída, de uno de los bolsillos sacó un auto de plástico rojo, sin ruedas, lo colocó en la cama, junto a la cabeza del hermano dormido.
Se calentó el mate cocido y sentado a la mesa empezó a hojear la revista, sacada también de la basura. Lo iluminaba el farol de la calle. Lo atrapó una ilustración: en una cocina relumbrante una mujer joven y sonriente servía platos de sopa humeante a dos chicos sentados a la mesa. Se quedó mirando, sin poder apartar la vista; mientras, el sueño lo iba venciendo.
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Tomás, tocaste mi corazón con tu texto.
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