Los rosarinos, de Ana María Shua
Soñé con rosarinos. Los rosarinos eran dos, eran verdes y vomitaban flores. Tenían el cuello muy largo. Le conté el sueño a mi papá, que estaba vivo y tenía la cara cubierta de espuma de afeitar. Papá me dijo que había confundido rosarino con dinosaurio. Yo era muy chica. El recuerdo de la escena real no es como el recuerdo del sueño. Pobre de vos si se entera un rosarino, me dijo mi papá. Estábamos en el baño grande de la casa de San Juan y Boedo. Desde entonces, pobre de mí, los rosarinos me dan un poco de miedo.
miércoles, 1 de junio de 2011
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