Réquiem para el Cementerio de los ingleses
Donde ahora hay una plaza había un cementerio
recatado y silvestre, casi familiar, íntimo
vecino de la clásica silueta proletaria
del Mercado Spinetto a cuyo gris tejado
en cada primavera vuelven las golondrinas
(¿Es posible? Es el mismo Mercado de mi infancia)
Yo miraba con ojos de niño fascinado
esas tumbas severas de contornos floridos
y esas lánguidas cruces y las losas calladas,
ya con borrados nombres.
Una serenidad, una paz convincente,
fluía del conjunto de tumbas sin desvelo
que abandonaran seres a su vez ya finados.
Y más que un cementerio era un jardín profundo
como un pájaro del tiempo
en un rincón tendido, decoroso, del barrio.
A mi amiga Emily Bronté, la inglesa insólita,
le hubiera seducido ese lugar fantástico
sin memoria de muertos.
Indagar quiénes fueron en la vida esos nombres
y dialogar allí con el Silencio.
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Hola Beatriz, hace rato que queria entrar en tu blog para contarte que ya hace un año que tengo un sitio de recetas de cocina, pero lo que quería decirte en realidad es que su nombre "Comer con los ojos" es debido a ese hermoso libro que tenes para que cocinen los chicos. Me encantó, sos una genia, un fuerte abrazo!
ResponderEliminargracias!!! y ya voy a curiosear tu blog, un abrazo
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