Ah, que tú
escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
(…)
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.
José Lezama Lima
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