miércoles, 11 de abril de 2012
Diario (cuatro)
Si creyera que la vida se dibuja como un mandala, diría que la noticia del ex combatiente de Malvinas dado por muerto que apareció treinta años después, loco y mendicante, en las calles de Tacuarembó y fue repatriado casi moribundo a su pueblo natal de Itá Ibaté, tiene que ver con la historia del suicidio de una amiga de juventud, que pasaba los veranos en aquel lugar de Corrientes en donde, tal vez, gestó secretamente su locura (o al menos eso pensábamos a los veinte años, atónitos ante su muerte) e, incluso, con la del muchacho indigente que vive en la vereda, duerme en una esquina de Rosario y rodea su precario lugar a la intemperie de señales viales y objetos que tienen con ver con la guerra: fotos, cuchillos, una especie de cantimplora, varias insignias desgastadas.
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Me gustó mucho. Qué buena imagen, la vida dibujada como un mandala.
ResponderEliminarFabiana.