jueves, 28 de junio de 2012

Citas sobre el mar


* “El barco y todo su contenido está impregnado por el espíritu de la Vejez. Los tripulantes se deslizan de aquí para allá como fantasmas de siglos ya enterrados; sus miradas reflejan inquietud y ansiedad, y cuando el extraño resplandor de las linternas de combate ilumina sus dedos, siento lo que no he sentido nunca...”. E.A. Poe, “Manuscrito hallado en una botella”.

* "Olas enormes se sucedían unas a otras con espantoso estruendo y sobre los náufragos rugía el viento con rabia sin igual en competencia con los truenos que retumbaban en las nubes". Emilio Salgari, “Sandokán, El Rey del Mar”.
 
* “Le conté (a Viernes) sobre el naufragio del barco en el que viajaba y le mostré, lo mejor que pude, el lugar donde se había encallado aunque ya se había desbaratado y desaparecido. Le mostré las ruinas del bote que habíamos perdido cuando huimos...”. Daniel Dafoe, “Robinson Crusoe”.

“Su ciudad maldita se ha hundido otra vez (…). Cthulhu tuvo que haber sido atrapado por los abismos submarinos pues si no el mundo gritaría ahora de horror. ¿Quién conoce el fin? Lo que ha surgido ahora puede hundirse y lo que se ha hundido puede surgir. La abominación espera y sueña en las profundidades del mar…”. H.P.  Lovecraft, “La llamada de Cthulhu”.

* “Quince hombres van en el cofre del muerto. / ¡Yo-ho-ho! ¡Y una botella de ron! / La bebida y el diablo se llevaron al resto. / ¡Yo-ho-ho! ¡Y una botella de ron!”. R.L. Stevenson, “La isla del tesoro”.


miércoles, 20 de junio de 2012

La nueva novela


20 de junio

Caminata al lado del río, por el barrio (no hace frío, hay sol), pasan gauchos a caballo, vuelan las banderas que llevan –solemnes- los jinetes y, en tanto, chicos con skates y gorras hacia atrás recorren las veredas: Día de la Bandera, Rosario.

lunes, 11 de junio de 2012

Microficción

EL DORADO (Federico Vargas) Date cuenta: las voces de la selva, la respiración del río contra la roca... Todo eso ya no es el mundo. Es sólo un pasadizo, un sendero de vuelta. Hay que ayudar a cruzar a los niños y preparar las sogas para nosotros. Los españoles con sus perros están cerca. Escúchame: que el dolor de las dentelladas en nuestra carne y los escalofríos de placer en la de ellos no sean la misma cosa.

domingo, 10 de junio de 2012

Poema de Cortázar: El pasado

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo. Todo ha quedado allá, las botellas, el barco, no sé si me querían, y si esperaban verme. En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos, una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets. Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad, yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías. Mi mujer sube y baja una pequeña escalera como un capitán de navío que desconfía de las estrellas. Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche. Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran a la ventana que tengo a mi espalda.

miércoles, 6 de junio de 2012

Bradbury

¿Por qué nadie me dijo que se podía llorar en la ducha? Qué buen sitio para llorar, qué sitio singular para abandonarse y saber que nadie oye... Soltar lágrimas que, con la lluvia, no horrorizan a nadie salvo a ti, que allí estás con tu tristeza a cuestas, debidamente aliviado, la cabeza y la cara masajeadas por tormentas de primavera o, si lo piensas, por lluvias de otoño. Te vacías del todo y después pasas a la alegría; pero antes tiene que llegar la tristeza. Las ansias de melancolía deben entonces encontrar un sitio y quedarse en los rincones y conocer la pena; te puede motivar la última hoja del árbol o la manera en que el viento, con los gatos, merodea por la hierba del jardín, o un chico que pasa en bicicleta vendiendo a gritos el fin del verano, o un juguete dejado como una duda en la acera, o la sonrisa de una chica que, sin saberlo, te rompe el corazón, o aquél frío momento en el que cada sitio y parte y habitación de tu casa queda vacío, en silencio, pues tus hijos se han ido y sus cálidas habitaciones están heladas, las camas como hornos de verano sin levadura, chatas, esperando la visita de los gatos a un fantasma casi olvidado en el largo otoño. Entonces, sin ningún motivo los viejos océanos suben los ojos se te llenan de sal; algo desconocido muere y hay que llorarlo. Entonces estar bajo la ducha al mediodía o a la noche es aconsejable y adecuado y bueno... lo que antes no se entendía ahora es claro, el país interior está maravillosamente alimentado por lágrimas: las lágrimas que cosechaste quedan ahora segadas y acomodadas, los juegos del amor que jugabas, envueltos en una cinta y archivados, toda una vida guardada con llave en la sangre queda en libertad. Deja entonces que brote, salga, que caiga de tus ojos con las dulces lluvias. Pero ahora, buen chico, fuerte caballero, ¡cuidado!; esto no es cosa de mujeres perdidas, solas; la necesidad es tan tuya como de ellas. Te conviene aprovechar la sabiduría de las mujeres. Acepta la tristeza y suelta las preocupaciones. Dios mío, ¡pruébalo una vez! No aprender a llorar, tonto perdido, es aprender a morir. Quédate ahí llorando de la medianoche a la mañana y después, liberada tu reprimida sabiduría, como un niño a la hora de los juegos, salta y grita: ¡Ay, maldita sea, muchachas, ¿así que eso es todo?! ¡Dulces viudas sabias, pueden irse al infierno! ¿Por qué? ¿Por qué, por qué, Dios mío, por qué, por qué nadie me dijo que se podía llorar en la ducha?

sábado, 2 de junio de 2012

esas lunas de sombra (Idea)

Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos... Idea Vilariño (fragmento) Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos, el peso del silencio, ese arco, ese abandono, (...) Dame la luz sombría, apasionada y firme de esos cielos lejanos, la armonía de esos mundos sellados, dame el límite mudo, el detenido contorno de esas lunas de sombra, su contenido canto (...)