jueves, 24 de mayo de 2012

Como quien oye llover

OCTAVIO PAZ Óyeme como quien oye llover, ni atenta ni distraída, pasos leves, llovizna, agua que es aire, aire que es tiempo, el día no acaba de irse, la noche no llega todavía, figuraciones de la niebla al doblar la esquina, figuraciones del tiempo en el recodo de esta pausa, óyeme como quien oye llover, sin oírme, oyendo lo que digo con los ojos abiertos hacia adentro, dormida con los cinco sentidos despiertos, llueve, pasos leves, rumor de sílabas, aire y agua, palabras que no pesan: lo que fuimos y somos, los días y los años, este instante, tiempo sin peso, pesadumbre enorme, óyeme como quien oye llover, relumbra el asfalto húmedo, el vaho se levanta y camina, la noche se abre y me mira, eres tú y tu talle de vaho, tú y tu cara de noche, tú y tu pelo, lento relámpago, cruzas la calle y entras en mi frente, pasos de agua sobre mis párpados, óyeme como quien oye llover, el asfalto relumbra, tú cruzas la calle, es la niebla errante en la noche, como quien oye llover es la noche dormida en tu cama, es el oleaje de tu respiración, tus dedos de agua mojan mi frente, tus dedos de llama queman mis ojos, tus dedos de aire abren los párpados del tiempo, manar de apariciones y resurrecciones, óyeme como quien oye llover, pasan los años, regresan los instantes, ¿oyes tus pasos en el cuarto vecino? no aquí ni allá: los oyes en otro tiempo que es ahora mismo, oye los pasos del tiempo inventor de lugares sin peso ni sitio, oye la lluvia correr por la terraza, la noche ya es más noche en la arboleda, en los follajes ha anidado el rayo, vago jardín a la deriva entra, tu sombra cubre esta página.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Gray room

Wallace Stevens Aunque te sientes en una habitación que es gris, excepto por el brillo plateado del papel de arroz, y juguetees con tu pálido vestido blanco, o levantes una de las cuentas verdes de tu collar para dejarla caer, o contemples tu abanico verde dibujado con las ramas rojas de un sauce rojo, o, con un dedo, muevas la hoja en el cuenco -la hoja que ha caído de las ramas de la forsythia junto a ti...- ¿qué es todo esto? Yo sé cómo late furiosamente tu corazón.

El cine y la ciudad II

¿Lo sigo? ¿Le hablo? ¿O lo sigo pero no le hablo? Es irlandés, ¿mi inglés a la latinoamericana no resultará insignificante? Le miro la ropa: un saco de pana, y le admiro la actitud: las manos en el bolsillo, la barbilla en alto, pero no tanto como para resultar soberbio. Es famoso pero no es tan famoso, pienso, es prestigioso pero no es tan prestigioso, pienso, aunque no estoy segura de esto último (actúa, dirige, escribe), y sin embargo estoy tan ingenuamente emocionada. Él sabe que es Gabriel Byrne y camina por las veredas como lo haría un príncipe, entre displicente y altivo. Es que sale de un hotel en Covent Garden porque está filmando en Londres una película –a ese dato todavía no lo sé en el momento en que tropiezo con él, lo averiguaré después- y se pierde en las callecitas sinuosas del barrio de los teatros. Mientras lo veo alejarse y sé que no le voy a chistar: “Hey, Byrne” ni voy a poder dirigirle siquiera una palabra balbuceante, vuelvo a pensar que es cierto que se mueve como un príncipe, tal vez un príncipe aún bello y rico pero sin poder, en el exilio. Londres, después de todo, nunca será Dublín.

martes, 15 de mayo de 2012

Flores en el río

Carlos Fuentes

Me acabo de enterar de que murió Carlos Fuentes. Cuando vino a Rosario para el Congreso de la Lengua, se llegó una mañana a Santa Fe para dar una charla en un teatro; eran las diez de la mañana, no había sido muy promocionada su presencia, y sin embargo el teatro estaba lleno de gente. Contó que era un niño y vivía en Washington porque su padre era diplomático, y en el medio de la vida impostada d...e embajadas y colegios exclusivos, escuchaba hablar a su familia y a los criados sobre México y pensaba que México era una fantasía, sólo una invención. Después, algo en particular dijo (no lo recuerdo) que motivó que Néstor Fenoglio, periodista y poeta, que lo acompañaba en su diálogo, hiciera una intervención simpática; Néstor dijo: "No contaban con mi astucia, como decía el Chavo". Carlos Fuentes lo corrigió con amabilidad pero con firmeza: "El Chapulín Colorado".

sábado, 12 de mayo de 2012

Diario de viaje

El cine y la ciudad. Llegué a Roma casi veinte años después de que Federico Fellini muriera y sin embargo era imposible caminar, observar la ciudad sin recordarlo, ya que De Sica o Rossellini o incluso Antonioni no habían sido para mi cinéfila juventud tan potentes como él. Fotografié esquinitas con bebederos como cabezas de leones, paraguas volcados en el piso y afiches que anunciaban festivales de cine, todo formando un conjunto desordenado pero a la vez armónico; fontanas y calles emblemáticas; caras raras o familiares de la gente; rincones, gestos. Nada podía ser mirado sin el tamiz de aquella otra mirada osada y piadosa (inolvidable) que conocimos o amamos en sus películas. Allí comprendí realmente –no sé por qué había tenido antes alguna duda- que Fellini sería para siempre, y que al decir como en las crónicas: “Roma, ciudad eterna” bien podría reemplazarse el nombre de la ciudad por su propio nombre.

Amigas latinoamericanas

Latinoamericanas I. Escribe Esmeralda desde Cumaná sobre su hija: “A Manuela le preguntaron hoy: Manú, ¿es para sexto grado que vas a pasar?, y la muy creyente respondió: Si Dios quiere”. Latinoamericanas II. Irma viajará al sur de Brasil (adonde estuvo exiliada durante la guerra y en donde aún vive su hermano), desde El Salvador, y tal vez se llegue hasta Buenos Aires. Maribel extraña en Caracas, dice, algunas de las calles porteñas que pudo conocer en un viaje de paso desde algún otro lugar del sur que ya no recuerdo. Patricia pasará por Buenos Aires brevemente rumbo a Santiago, desde Cali, para llevar a Chile las cenizas de su madre.

martes, 8 de mayo de 2012

Talleres de Lectura y Escritura 2012

TALLERES DE LECTURA Y ESCRITURA 2012 * Taller centrado en literatura para niños (dirigido a adultos): lunes de 19 a 20.30 * Taller centrado en literatura para adultos: martes de 18.30 a 20.30 Consultas a: beatrizactis@hotmail.com

lunes, 7 de mayo de 2012

Diario de viaje: el cine y la ciudad

Para Silvia Iammarino. Desde la Bastilla hasta el Bois de Vincennes se puede caminar al costado de la ciudad, pero a la vez arriba de la ciudad, sobre un puente que es en verdad un jardín (lo construyeron paisajistas y arquitectos franceses sobre el trazado de una línea de ferrocarril en desuso). Subimos por unas escaleras desde la avenida Daumesnil, cerca de la Ópera moderna, la de la Bastilla, en los primeros tramos del viaducto, dispuestos a recorrer pasarelas rebosantes de glorietas y de verde. Pero lo que hicimos, una vez allí, fue ver a los lados: las ventanas, los frentes de las casas de alto, las azoteas, los balcones a la altura de nuestros ojos, como relajados espías desde la Promenade plantée. Y también el cine, porque vimos el cine: como en una pantalla fragmentada y esparcida por todos los distritos de París, los gatos que Chris Marker pintó en los muros de la ciudad para filmar el documental “Chats perchés” siguen sonriendo, encaramados, a los transeúntes que levantan la vista. Vimos cara a cara desde el jardín elevado algunos de los gatos amarillos-naranjas, llenos de dientes, que posan en las paredes externas de los edificios del este de París y que, tras la filmación y año a año, van destiñéndose por los soles, los vientos y las lluvias inevitables (Chris Marker -que trabajó con Resnais y filmó sobre Kurosawa y Tarkovski- concede pocas entrevistas y cuando alguien le pide una foto suya para una nota envía la de su gato). Si creímos que desde la Promenade plantée solo se puede caminar al costado y por arriba de París y ver la ciudad desde un alto jardín lineal, nuestra presunción fue insuficiente: también el paseo es una platea para mirar a los ojos los murales pintados por Marker con caras sonrientes de gatos. De gatos parisinos a la intemperie.